Del desacuerdo al acuerdo: pasos hacia el diálogo pacífico.
Estrategias simples para resolver conflictos en clase
Los conflictos en el aula son inevitables: diferencias de opinión, malentendidos en trabajos en grupo, falta de compromiso, o incluso tensiones personales. Sin embargo, el problema no es que existan los conflictos, sino cómo los enfrentamos. La educación para la paz nos enseña que los desacuerdos no deben verse como amenazas, sino como oportunidades para practicar el diálogo, aprender a negociar y fortalecer la convivencia.
Paso 1: Reconocer el conflicto
Lo primero es admitir que hay un problema. A veces se intenta ignorarlo esperando que desaparezca solo, pero eso solo lo agrava. Reconocer el conflicto sin culpas ni juicios permite abordarlo con madurez.
Paso 2: Escuchar sin interrumpir
Cada persona debe tener la oportunidad de expresar cómo se siente y cómo percibe la situación. Escuchar activamente es fundamental: significa no interrumpir, no minimizar lo que el otro siente, y tratar de comprender su punto de vista.
Paso 3: Expresar con respeto
Es importante que todos puedan hablar desde el “yo”, evitando acusaciones. Por ejemplo, en lugar de decir “tú nunca haces nada en el grupo”, es mejor decir “me siento frustrado cuando siento que no se reparten bien las tareas”.
Paso 4: Buscar puntos en común
Aunque haya diferencias, casi siempre hay algo que une a las personas en conflicto: el deseo de terminar bien un trabajo, mantener una buena relación, o simplemente evitar problemas. Identificar eso ayuda a construir soluciones.
Paso 5: Proponer soluciones juntos
No se trata de imponer una salida, sino de construirla en conjunto. Preguntar: “¿Qué podríamos hacer diferente para que esto no vuelva a pasar?” es una forma de invitar al acuerdo.
Paso 6: Comprometerse con el acuerdo
Una vez que se encuentra una solución, es clave que ambas partes se comprometan. También se puede dejar claro qué hacer si vuelve a surgir el conflicto.
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